En la noche del martes pasado recibieron sus respectivas actas y diplomas los nuevos Timoneles que cursaron en el Club Náutico Olivos.
Van nuestros mejores deseos para ustedes de nuestra parte y esperamos que puedan aplicar de la mejor manera los conocimientos aprendidos durante este cuatrimestre.
Mar llana, viento por la aleta, estrella clara y siempre un palmo de agua bajo la quilla para ustedes!!!
Talmon Sailing School
Páginas
BIENVENIDOS!
Me complace, darles la bienvenida a este nuevo lugar de encuentro y comunicación, en donde podrán estar al tanto de las actividades pasadas como las que están por venir (Cruceros de instrucción, Cursos, Charlas y notas sobre la actividad), podrán ver sus fotos, ademas de estar en contacto permanente con nosotros.
Esperamos, con todo gusto, que les sea de su agrado!
Guillermo Talmon
Esperamos, con todo gusto, que les sea de su agrado!
Guillermo Talmon
19/7/18
7/5/18
Cruceros de instrucción 2018
Para mayor información y detalle nos pueden contactar a guilletalmon@hotmail.com o al 15-5328-0780
*
Les recordamos que todos y cada uno de los cruceros pueden sufrir modificaciones en su ejecución en los horarios establecidos para las zarpadas y arribos como en las fechas debido las condiciones hidrometeorológicas reinantes al momento de su ejecución.
En todos los casos, les recordamos que se debe abordar con ropa de agua, botas, calzado adecuado, varias mudas de ropa y elementos de higiene personal.
Se recuerda que se debe embarcar con el nuevo DNI o Pasaporte que se encuentre vigente y en buen estado de conservación.
11/4/16
26/7/11
Navegación nocturna: aprendiendo a navegar de noche.
Por nuestras propias experiencias y la de tantos años de enseñanza, podemos afirmar que este sigue siendo uno de los puntos que generan cierto grado de inseguridad a todos aquellos alumnos que todavía no se han largado a hacerlo.
La realidad de nuestro medio y nuestro Río, nos demuestra que aunque no tengamos la intención de hacer una navegación nocturna, en algún momento por falta de previsión, por falta de experiencia, por error de cálculos, por una avería o simplemente un mal pronóstico, serán alguno de los motivos que nos lleven a navegar después de que el sol se ponga por debajo del horizonte. Lo ideal es estar preparados y para ello es que queremos acercarles algunos consejos y recaudos que se deben tomar, a forma de guía, de lo que se debe hacer para no pasar un mal momento.
Como bien reza el dicho “el hábito hace al monje”, es que se necesitan aprendizaje y práctica para que una navegación nocturna sea segura.
Fundamentalmente, lo que se debe hacer durante el día, es prestar atención a todos los objetos (sean puntos notables o no) que nos puedan facilitar y ayudar en un mejor posicionamiento de nuestro barco. De esto se desprende que se deben navegar muchas horas diurnas, en lo posible en toda condición meteorológica, para poder identificar muy bien la costa, sus accidentes y sus puntos notables.
El tener la carta siempre a mano y contrastar lo que estamos viendo desde el agua con lo que vemos en la carta también se traduce en seguridad a la hora de posicionarnos.
Si la carta que estamos utilizando no posee gran detalle de las características lumínicas del boyado, las balizas y los faros, se debe recurrir a las publicaciones oficiales como: Derroteros y, Faros y Señales. De esta forma, con las publicaciones y la carta a mano se deberán verificar cada una de las señales que estarán en nuestra derrota y a cada lado de ella para poder identificarlas (e insertarlas en la carta). Todo esto, siempre se deberá hacer durante la etapa de preparación y no durante la navegación propiamente dicha.
El que sepamos de antemano y tengamos en claro las Luces de barcos y cada una de sus condiciones, también hará que podamos identificar de que se trata y de qué forma navegan los barcos alrededor nuestro.
Hacer las respectivas previsiones de combustible (aunque nuestro barco sea de vela) siempre acarreará con menores inconvenientes al momento de un recalmón o en caso de que nos quedemos sin viento para navegar a vela por un largo período de tiempo.
Las luces de nuestro propio barco se deben encontrar en condiciones de salir a navegar de noche y no generar inconvenientes de mala interpretación por parte de quienes comparten las mismas aguas. Las luces de cubierta y tope siempre deben chequearse antes de salir a navegar.
Misma conducta y revisión deberá efectuarse con las luces de los instrumentos en cubierta (compases, ecosondas, correderas, anemómetros) y las luces del interior del barco. La mesa de navegación debe tener operativo un artefacto con luz roja para poder hacerlo de noche sin quedar encandilado por la luz blanca que habitualmente existe en la mesa de cartas. De esta forma podremos trabajar en la carta y salir a cubierta sin padecer del encandilamiento que genera la luz blanca en la mesa de navegación.
Las ropas y los abrigos deberán ser los adecuados a la navegación que vamos a realizar, a la condición meteorológica y a la época del año. No está de más aclarar que es preferible que saquemos de paseo algún abrigo de más a no tener que ponernos.
No está de más aclarar que no siempre se va a tener en el horizonte un punto con el que guiarse y poder mantener un rumbo como habitualmente lo hacemos durante el día. Por lo general, en nuestras aguas del Río de la Plata, cuando se sale a navegar se lo hace teniendo todo horizonte, de la mano de esto se desprende que durante la noche y para quién se haga cargo del timón, será conveniente si la noche y el estado del cielo lo permite, utilizar un astro (estrella, planeta o luna) para guiarse en lugar de hacerlo solo con el compás de navegación. Se desprende que por una cuestión de sensibilidad del instrumento (el compás) al utilizar una estrella se será más eficiente en el rumbo y se evitarán grandes caídas a cada lado del rumbo establecido.
El tener la linterna a mano en el cóckpit y la luz de cubierta operativa es fundamental.
El salir a navegar con un trimado de velas adecuado y no estando pasados de paño hacen al éxito de nuestras primeras navegaciones nocturnas.
Los salvavidas circulares, las líneas de vida, los puntos fijos para enganchar las lingas personales y los arneses no deberán faltar en cubierta para tener una navegación segura y casi sin riesgos personales propios y de cada uno de nuestros tripulantes después de la caída del sol.
El armar derrotas cortas y accesibles para las primeras veces hará que empecemos a tener confianza a nuestro desenvolvimiento en esas condiciones de obscuridad.
Nunca están de más los binoculares a la mano, sobre todo si a nuestro regreso tenemos como contraste las luces de la ciudad que nos encandila y no permite una visión limpia como si lo hiciéramos al salir a navegar en aguas abiertas.
Si se ha llegado a la instancia en que todo está lísto, pero no nos animamos a navegar de noche, la recomendación es hacerlo con algún amigo que tenga la experiencia necesaria en esta condición para que nos ayude y nos asista ante nuestras inseguridades.
Si no tienen a ese amigo a quién recurrir, siempre estamos a su disposición para asistirlos, en sus propios barcos o en alguno de nuestros barcos de instrucción.
Guillermo Talmon
Piloto de Yate
Profesor
Talmon Sailing School
La realidad de nuestro medio y nuestro Río, nos demuestra que aunque no tengamos la intención de hacer una navegación nocturna, en algún momento por falta de previsión, por falta de experiencia, por error de cálculos, por una avería o simplemente un mal pronóstico, serán alguno de los motivos que nos lleven a navegar después de que el sol se ponga por debajo del horizonte. Lo ideal es estar preparados y para ello es que queremos acercarles algunos consejos y recaudos que se deben tomar, a forma de guía, de lo que se debe hacer para no pasar un mal momento.
Como bien reza el dicho “el hábito hace al monje”, es que se necesitan aprendizaje y práctica para que una navegación nocturna sea segura.
Fundamentalmente, lo que se debe hacer durante el día, es prestar atención a todos los objetos (sean puntos notables o no) que nos puedan facilitar y ayudar en un mejor posicionamiento de nuestro barco. De esto se desprende que se deben navegar muchas horas diurnas, en lo posible en toda condición meteorológica, para poder identificar muy bien la costa, sus accidentes y sus puntos notables.
El tener la carta siempre a mano y contrastar lo que estamos viendo desde el agua con lo que vemos en la carta también se traduce en seguridad a la hora de posicionarnos.
Si la carta que estamos utilizando no posee gran detalle de las características lumínicas del boyado, las balizas y los faros, se debe recurrir a las publicaciones oficiales como: Derroteros y, Faros y Señales. De esta forma, con las publicaciones y la carta a mano se deberán verificar cada una de las señales que estarán en nuestra derrota y a cada lado de ella para poder identificarlas (e insertarlas en la carta). Todo esto, siempre se deberá hacer durante la etapa de preparación y no durante la navegación propiamente dicha.
El que sepamos de antemano y tengamos en claro las Luces de barcos y cada una de sus condiciones, también hará que podamos identificar de que se trata y de qué forma navegan los barcos alrededor nuestro.
Hacer las respectivas previsiones de combustible (aunque nuestro barco sea de vela) siempre acarreará con menores inconvenientes al momento de un recalmón o en caso de que nos quedemos sin viento para navegar a vela por un largo período de tiempo.
Las luces de nuestro propio barco se deben encontrar en condiciones de salir a navegar de noche y no generar inconvenientes de mala interpretación por parte de quienes comparten las mismas aguas. Las luces de cubierta y tope siempre deben chequearse antes de salir a navegar.
Misma conducta y revisión deberá efectuarse con las luces de los instrumentos en cubierta (compases, ecosondas, correderas, anemómetros) y las luces del interior del barco. La mesa de navegación debe tener operativo un artefacto con luz roja para poder hacerlo de noche sin quedar encandilado por la luz blanca que habitualmente existe en la mesa de cartas. De esta forma podremos trabajar en la carta y salir a cubierta sin padecer del encandilamiento que genera la luz blanca en la mesa de navegación.
Las ropas y los abrigos deberán ser los adecuados a la navegación que vamos a realizar, a la condición meteorológica y a la época del año. No está de más aclarar que es preferible que saquemos de paseo algún abrigo de más a no tener que ponernos.
No está de más aclarar que no siempre se va a tener en el horizonte un punto con el que guiarse y poder mantener un rumbo como habitualmente lo hacemos durante el día. Por lo general, en nuestras aguas del Río de la Plata, cuando se sale a navegar se lo hace teniendo todo horizonte, de la mano de esto se desprende que durante la noche y para quién se haga cargo del timón, será conveniente si la noche y el estado del cielo lo permite, utilizar un astro (estrella, planeta o luna) para guiarse en lugar de hacerlo solo con el compás de navegación. Se desprende que por una cuestión de sensibilidad del instrumento (el compás) al utilizar una estrella se será más eficiente en el rumbo y se evitarán grandes caídas a cada lado del rumbo establecido.
El tener la linterna a mano en el cóckpit y la luz de cubierta operativa es fundamental.
El salir a navegar con un trimado de velas adecuado y no estando pasados de paño hacen al éxito de nuestras primeras navegaciones nocturnas.
Los salvavidas circulares, las líneas de vida, los puntos fijos para enganchar las lingas personales y los arneses no deberán faltar en cubierta para tener una navegación segura y casi sin riesgos personales propios y de cada uno de nuestros tripulantes después de la caída del sol.
El armar derrotas cortas y accesibles para las primeras veces hará que empecemos a tener confianza a nuestro desenvolvimiento en esas condiciones de obscuridad.
Nunca están de más los binoculares a la mano, sobre todo si a nuestro regreso tenemos como contraste las luces de la ciudad que nos encandila y no permite una visión limpia como si lo hiciéramos al salir a navegar en aguas abiertas.
Si se ha llegado a la instancia en que todo está lísto, pero no nos animamos a navegar de noche, la recomendación es hacerlo con algún amigo que tenga la experiencia necesaria en esta condición para que nos ayude y nos asista ante nuestras inseguridades.
Si no tienen a ese amigo a quién recurrir, siempre estamos a su disposición para asistirlos, en sus propios barcos o en alguno de nuestros barcos de instrucción.
Guillermo Talmon
Piloto de Yate
Profesor
Talmon Sailing School
24/2/11
Timoneles y Patrones reciben sus diplomas en el Club Náutico Olivos.
Con gran alegría, en los primeros días de diciempre de 2010, se hizo entrega de los respectivos Diplomas y Actas a los nóveles Timoneles y Patrones de nuestra Escuela.
Con sumo agrado y representando al Nautico Olivos, hizo entrega de los respectivos diplomas don Pablo (lobo) Gianelli. También, en una breve charla insitó a los recibientes a ser mas partícipes e involucrarse mas con esta actividad deportiva. Nuestro agradecimiento querido Pablo!
Nuestros mejores deseos para los recién recibidos!GT
Patrones en el Centro Asturiano de Buenos Aires
En los primeros días de Diciembre de 2010, se hizo entrega de los respectivos Diplomas y Actas a los nóveles Patrones que cursaron y aprobaron sus respectivos exámenes en el Centro Asturiano de Buenos Aires.
El acto fué acompañado e hizo entrega de los Diplomas don Alberto López, Presidente de Deportes del Centro Asturiano.Va nuestro reconocimiento y mejores deseos náuticos para todos ustedes.
GT
7/8/10
MAS TIMONELES Y PATRONES EN EL NÁUTICO OLIVOS
El jueves 5 de agosto, tras una breve creremonia, se hicieron entrega de las respectivas Actas y Diplomas a los nuevos Timoneles y Patrones de esta primer Promoción de 2010.
Nuestro agradecimiento a todos y cada uno de ellos, con los mejores deseos para que surquen nuevas aguas, recorran muchas millas y descubran nuevos puertos.
Felicitaciones a todos!!
4/8/10
PATRONES EN EL CENTRO ASTURIANO
En la noche del martes 3 de agosto se hizo entrega de los respectivos diplomas a los nóveles Patrones, recién recibidos en la Escuela de Náutica del Centro Asturiano de Buenos Aires.
Durante la ceremonia, tras breve discurso de ambos oradores, hizo entrega de los diplomas Alberto López ( Presidente de Deportes del Centro Asturiano) y el Profesor Guillermo Talmon.
Va entonces para todos los nuevos Patrones nuestro recomocimiento por el esfuerzo y tesón, los mejores deseos de muchas millas y muchos nuevos puertos por conocer!
15/2/10
MAS TIMONELES Y PATRONES EGRESADOS EN EL CNO
El 4 de diciembre tras una nueva ceremonia, acompañada con la presencia y breve discurso del Señor Comodoro Don Eduardo Bruno y algunas recomendaciones a Timoneles y Patrones dadas por nuestro Capitán Pablo "Lobo" Gianelli, se hizo entrega de las respectivas áctas y diplomas a los alumnos aprobados de los Cursos de Patrón y Timonel.
La ceremonia siguió con un espectacular asado hasta altas horas de la noche.
Les hacemos llegar nuestros mejores deseos, buén viento y muchas millas por navegar!
La ceremonia siguió con un espectacular asado hasta altas horas de la noche.
Les hacemos llegar nuestros mejores deseos, buén viento y muchas millas por navegar!
20/8/09
A 25 AÑOS DE LA EXPEDICION "ATLANTIS"
Los cinco argentinos que en 1984 cruzaron el Océano Atlántico en una balsa de troncos sin motor ni timón, celebrarán hoy los 25 años de esa proeza en la ciudad bonaerense de Dolores, desde donde continúan con sus expediciones extremas y esperan la construcción del museo que albergará la nave. El 12 de julio de ese año los navegantes llegaron a Venezuela, 52 días después de partir del puerto español de Tenerife en la balsa “Atlantis”, una réplica de la embarcación más primitiva que se conoce de 13,6 metros por 5,8, sobre la cual montaron un rancho de caña y pajas de un metro de alto. La nave era una réplica de las que se usaron hace casi 4.000 años en Africa, y en ella los expedicionarios flotaron arrastrados por las corrientes y los vientos a lo largo de unas 3.200 millas marinas (5.000 kilómetros). Lo que parecía una aventura con final feliz fue en realidad un viaje calculado durante varios años de estudio e investigaciones históricas y climáticas, explicó el comandante de la expedición, Alfredo Barragán, conocido como “El Capitán”. “No somos aventureros, somos expedicionarios, creemos en la planificación. El aventurero va a ver qué pasa; nosotros teníamos la certeza de que cualquier cosa que flotara y fuera arrojada al mar en la zona de Canarias, debía llegar a América”, dijo el abogado y deportista que nació y reside en Dolores. Barragán estaba convencido de esa posibilidad y de que los africanos habían llegado a Centro América unos 3.000 años antes que Cristóbal Colón, pero su teoría fue recibida con escepticismo en el mundo científico que consideraba imposible esa travesía que desafiaba a la Historia y a la Antropología. “Expuse mi teoría, pero no fue tomada en serio. Yo estaba convencido que sí, de modo que decidí hacer una balsa para demostrar que aquella balsa africana era capaz de cruzar el océano”, contó. Para ello convoqué a sus amigos y deportistas Jorge Iriberri, Horacio Giaccaglia, Daniel Sánchez Magariños y Félix Arrieta, con quienes conformé una tripulación que en promedio tenía 36 años. “El Capitán” aclaró que “fue absolutamente riesgoso, pero estábamos absolutamente convencidos que aunque la balsa se diera vuelta, igual nos iba a llevar a América”. “Tan seguro estaba que no llevé un timón ni por las dudas, sólo le pusimos una vela para que el viento nos llevara más rápido. El equipo de radio sólo estaba para alguna emergencia, y teníamos alimentos y agua para 100 días”, añadió. Navegaron alejados de todas las rutas marinas, y Barragán expresó que “esos 52 días estuvimos solos, nunca nadie estuvo tan sólo, nunca estuvimos tan desnudos y jamás fuimos tan poderosos. No había fuerza en la tierra que nos disuadiera de este sueño”. El 12 de julio la balsa llegó al puerto venezolano de La Guayra y Barragán tuvo su reconocimiento, y aunque no probó que los africanos llegaron de esa manera a América, la teoría fue aceptada y desde entonces incorporada como materia de estudio.
6/8/09
Más Alumnos en el Náutico Olivos
6/5/09
SEMANA SANTA A NUEVA PALMIRA
Con cuarenta y dos embarcaciones se desarrolló la navegación organizada por Charlas en el Cockpit a Nueva Palmira Uruguay. Tres grupos de embarcaciones partieron entre el miércoles 8 y Jueves 9 de abril bajo el comando de Guillermo Talmon profesor de nautica del CN Olivos, Eduardo Cesar Castro profesor de nautica del GCBA y Alejandro Kalfayan, docente náutico, navegante deportivo y mercante. Esté último tuvo a su cargo el grupo de “rápidos”.
Por distintos derroteros según las condiciones y marea los grupos hicieron su arribo a Palmira en algún caso de manera extraordinaria en tiempo (caso de los lentos de Guillermo Talmon que realizaron su navegación en algo más de 8 horas netas de navegación).
Los grupos de navegantes arribaron y realizaron maniobras de amarre muy precisas conforme las estrategias utilizadas y previamente acordadas con Hidrografía y entre los comandantes de los grupos. Aquellos que tuvieron necesidad de un amarre especial fueron satisfechos inmediatamente. Las embarcaciones recibieron al momento de partir el gallardete de Acción Solidaria Delta que les sirvió para identificarse en navegación y aún en su amarre en la Dársena Higueritas , el puerto deportivo de Nueva Palmira.
En un clima de cordialidad y franca camaradería los navegantes se relajaron, visitaron la ciudad, hicieron hasta un tour en combis por zonas turísticas incluyendo la ciudad de Carmelo.
Dentro del programa disfrutaron de un encuentro común en un asado. En el mismo participaron el Jefe de Prefectura de Nueva Palmira Capitán de Navío Fernando Carrere y su esposa, el Jefe de Hidrografía Aníbal Long y el 1er Comodoro del Yacht Club Nueva Palmira Antonio Vico. Con gran aplauso de los presentes fueron homenajeados y se les agradeció su ayuda para concretar esta navegación que ocupó prácticamente con sus embarcaciones un espacio muy importante dentro de la Dársena Higueritas. En el contingente se integró especialmente una embarcación de San Nicolás (velero Valú) que organizó sus navegaciones y arribo a Nueva Palmira para participar integralmente en el programa.
El retorno se produjo en las primeras horas del día domingo, en que de manera precisa, ordenada y prolija las embarcaciones fueron soltando amarras y concentrándose en las afueras del la Dársena para una vez todas juntas iniciar su retorno hacia Buenos Aires.Los rápidos al comando de Alejandro Kalfayan por el Guazú y los lentos en un grupo de 32 embarcaciones navegaron el delta entrerriano para desembocar en el Guazú entre la isla Paloma y la del Portugués obteniendo una experiencia que a todos resultó espectacular por el paisaje y las condiciones de navegación. En este gran grupo Eduardo C. Castro fue a la cabeza y Guillermo Talmón cerró la caravana.
Todo el programa de navegación contó con el apoyo y presencia de Prefectura Naval Argentina que inclusive dispuso de un Guarda Costa que acompañó en zona de Guazú Guazucito a los navegantes hasta el ingreso a Nueva Palmira realizando hasta una asistencia a una de las embarcaciones.
El balance de los participantes y de la organización Charlas en el Cockpit es para el programa realizado de altísima satisfacción y contento por el modo, forma y contexto en que todo lo contemplado se realizó.
3/3/09
Tormenta del 1ro. de marzo de 2009
Fuera del cronograma de Cruceros y "haciendo como el cartero, que esta de franco y sale a caminar", vovimos a Colonia por mas!
El viaje fue mas que excelente, ya que la meteo fue muy buena. La ida fue de combo vela/motor. El regreso a vela la primer mitad del viaje, luego el viento, que hasta ese momento soplaba del Norte, fue rolando al NW e hizo que el Capitan ordenara "viento de sentina".
Sobre Buenos Aires, ya de temprano, se veia como se iba formando un gran Cumulus que asustaba. La decision fue enrollar el genoa media hora antes, cerca del Canal Mitre arriar la mayor tambien y esperar a la bestia con todo arranchado y a motor.
Como muestra de lo acontecido, es que subo el documento fotografico, los 2 videos que supimos capturar previo al pasaje por sobre nosotros del Cb y la imagen de radar del SMN del dia y hora del acontecimiento meteorologico.
http://www.youtube.com/watch?v=293CCfLYsFo&feature=channel
http://www.youtube.com/watch?v=xeC09130NZ8&feature=channel
Amarrando la funda de la mayor. Dany ya esta listo para el combate.
Daniel y Julio sacandose fotos con el escenario de fondo.
Jose, diciendome "se viene!"
El pasaje del Cb (Cumulus Nimbus) duro solo media hora, dentro de la cual el viento no bajo de los 25 nudos, registrando rachas de hasta 37. Despues salio el sol nuevamente y nosotros cambiamos nuestros trajes de agua por los shorts!
Espero lo disfruten.
Guillermo Talmon.
.
El viaje fue mas que excelente, ya que la meteo fue muy buena. La ida fue de combo vela/motor. El regreso a vela la primer mitad del viaje, luego el viento, que hasta ese momento soplaba del Norte, fue rolando al NW e hizo que el Capitan ordenara "viento de sentina".
Sobre Buenos Aires, ya de temprano, se veia como se iba formando un gran Cumulus que asustaba. La decision fue enrollar el genoa media hora antes, cerca del Canal Mitre arriar la mayor tambien y esperar a la bestia con todo arranchado y a motor.
Como muestra de lo acontecido, es que subo el documento fotografico, los 2 videos que supimos capturar previo al pasaje por sobre nosotros del Cb y la imagen de radar del SMN del dia y hora del acontecimiento meteorologico.
http://www.youtube.com/watch?v=293CCfLYsFo&feature=channel
http://www.youtube.com/watch?v=xeC09130NZ8&feature=channel
Amarrando la funda de la mayor. Dany ya esta listo para el combate.
Daniel y Julio sacandose fotos con el escenario de fondo.
Jose, diciendome "se viene!"
El pasaje del Cb (Cumulus Nimbus) duro solo media hora, dentro de la cual el viento no bajo de los 25 nudos, registrando rachas de hasta 37. Despues salio el sol nuevamente y nosotros cambiamos nuestros trajes de agua por los shorts!
Espero lo disfruten.
Guillermo Talmon.
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17/12/08
Nuevos Timoneles y Patrones en el C.N.O.
El jueves 11 de dicienbre de 2008, en una simple ceremonia, han recibido sus diplonas de Timonel y Patron, los cursantes del segundo cuatrimestre de 2008.
29/11/08
NOVIEMBRE 2008 - Se realizo la 3ra edcion de la navegacion nocturna
Como hace ya 3 temporadas, el sabado 22 de noviembre fuimos participes de la tercera edicion de la "Navegacion Nocturna Delta"
Para los que tengan ganas de leer, les pego el link con el relato completo y la opinion de algunos participantes
http://www.pfdb2.com.ar/component/content/article/1-noticias/378-noviembre-2008-se-realizo-la-3ra-edicion-de-la-navegacion-nocturna-del-delta.html
Van algunas fotos!
Aqui vemos el pasaje de los rapidos sobre el Grupo 5
Entrando al Urion, con la chorrera de 20 veleros detras!
Encolumnandose a popa del Electra sobre el Rio Lujan
Para los que tengan ganas de leer, les pego el link con el relato completo y la opinion de algunos participantes
http://www.pfdb2.com.ar/component/content/article/1-noticias/378-noviembre-2008-se-realizo-la-3ra-edicion-de-la-navegacion-nocturna-del-delta.html
Van algunas fotos!
Aqui vemos el pasaje de los rapidos sobre el Grupo 5
Entrando al Urion, con la chorrera de 20 veleros detras!
Encolumnandose a popa del Electra sobre el Rio Lujan
16/8/08
NOTA EN DIARIO PERFIL
Hola a todos!
Para los que tengan ganas de hojear, les paso el vinculo de la nota del Diario Perfil publicada el sabado 16 de agosto de 2008.
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0286/articulo.php?art=9119&ed=0286
Velas al viento
No corta el mar sino vuela
Aunque en medio del río no existen las renuncias, leer el cielo y desafiar los vientos es un lenguaje que recluta cada día más navegantes. Duelo a cielo abierto en donde el deportista que llega primero no siempre es el ganador.
Por Jorge Vaccaro
En un ritual que se remonta al principio de los tiempos, el barco es uno de los medios que más pasiones despierta a la hora de medir las fuerzas del hombre con las de la naturaleza. Hoy como ayer, hombres más o menos adiestrados en domar vientos despliegan velas para alejarse de la vida frenética de la ciudad y acompañar los latidos del oleaje, casi fuera del tiempo. ¿Pero cuándo y cómo se empieza a amar la navegación? Puede ser hereditario. A veces, los padres navegantes animan a sus hijos para continuar ese estilo de vida. “La categoría Optimist recibe chicos desde los 8 años hasta los 15, aunque a los 13 muchos ya deciden pasar a un barco más grande”, cuenta Fernando Fabersane, instructor del Club Náutico Las Barrancas de San Isidro.
Otros casos evolucionan a partir del simple pero significativo contacto con el agua. “Yo empecé hace veinte años –cuenta Sergio Armesto, abogado–; en ese momento hacía windsurf y no tenía la menor idea de la navegación a vela, ni antecedentes en la familia. Lo que más me atraía era la idea de tomar sol en la cubierta. Me acuerdo que llamé muy entusiasmado a un amigo de mi madre que tenía velero y le dije que quería comprar uno. Me dijo que antes que nada, lo mejor era hacer un curso de timonel. ¡Mirá con lo que me sale este tipo!, dije yo. Y tenía razón: fue el mejor consejo. Ahí empecé a amar la navegación.” Lo mismo opina Raúl Schberdzman, que llegó al velerismo a través del remo, cuando tenía 16 años. Hoy, a los 64, no cambia la navegación a vela por nada y junto con su mujer, que también es timonel, han contagiado ese amor a sus hijos. “No se puede comparar con una lancha o un yate. En el velero hay silencio, tranquilidad y arte. Es maravilloso aprender a leer el clima, los vientos, y poder obrar en consecuencia. Saber que para ir hacia Brasil, por ejemplo, se puede aprovechar la cola de un Pampero –una de las tormentas más comunes en el Río de la Plata, con nubes negras en forma de cigarro– o aprender a capear temporales a palo seco (sin vela) o con un pequeño velamen, un tormentín, de tela muy resistente. No importa si se tardan 36 o 48 horas en llegar a Punta del Este, lo que importa es el placer del recorrido. Y el desafío también, porque además de los cambios de viento nuestro río es muy particular. Cómo será que los que estamos en San Isidro y San Fernando muchas veces tenemos que esperar a que crezca para poder entrar con el velero al club”, ejemplifica Schberdzman. Sobre la mesa de su escritorio, Sergio exhibe una carta de navegación donde queda clara la complejidad del río que refiere Raúl. “¿Ves todos esos puntitos marcados con números 2, 3 y 4? Bueno, esos son los metros de profundidad. Recién a partir de Punta del Este aumentan los valores. El Río de la Plata es muy abierto, poco profundo y con muchos frentes. Y todos los días está distinto. Por eso el cruce a Colonia no es una línea recta, y ahí está lo divertido también.”
El costo de un velero va desde los 4 mil dólares en adelante y varía de acuerdo a la dimensión, la utilización o las comodidades. A eso hay que sumarle el costo del amarre (en marina o en tierra), que oscila entre los $ 200 y $ 400 por mes, con cuota del club incluida. “Hoy por hoy los barcos antiguos valen menos”, afirma Sergio, que desde que se dedicó fuerte a la competencia con su velero de 27 pies –un barco de 8 metros bautizado Chino, como su seudónimo– sabe que su otro velero de 42 pies, por más comodidades que ostente, se ha devaluado en el mercado. “El chico es un barco de 32 mil dólares, una fortuna en comparación con el grande”, dice.
Sin embargo no todos los que se acercan al mundo de la navegación a vela se compran un barco. “El 10% de los que toman los cursos terminan comprándose un velero, el resto lo hace por placer, como una alternativa más al tiempo libre”, cuenta Guillermo Talmon, profesor del Club Náutico Olivos y fanático de la vela. “Somos como una secta de mujeres y hombres que disfrutamos de navegar con el viento aunque llueva, haga frío o se vuelen las vacas como en Twister”, afirma. Según sus datos, “el 80% del parque náutico (en Argentina y el mundo) posee propulsión a motor y sólo el 20% restante a vela. Te preguntarás entonces el porqué de los cursos a vela. La respuesta es simple: la única forma de aprender y tomar verdadera conciencia de la navegación es a través de la vela. Es básico: si podés entender por qué un velero flota y se propulsa con el viento, podés navegar y hacer lo que sea con cualquier barco, sea a vela o a motor”. Los cursos de timonel duran entre 4 y 5 meses, tienen un costo promedio de $ 250 por mes y generalmente se componen de dos clases por semana: una teórica (de lunes a viernes) y una práctica (sábados o domingos en diferentes horarios).
No todos los que adquieren un velero para recreación ascienden al nivel competitivo de las regatas, pero los que las prueban adoran esa adrenalina. “En enero ganamos la regata del Circuito Atlántico Sur, en Punta del Este”, cuenta Sergio, contento de que cada vez más seguido las competencias sean entre barcos iguales. “Porque el problema en Argentina es que todos quieren mostrar quién lo tiene más grande. Y cuando los barcos que compiten no son todos iguales hay una fórmula internacional para equipararlos, entonces el más grande y más rápido tiene que ‘pagar’ tanto tiempo al barco más chico. Entre barcos de diferente tamaño a veces sucede que terminás habiéndole sacado 15 minutos al que te sigue, pero tenés que esperar a que llegue y se hagan los números para ver si realmente ganaste, o por el tiempo que debés pagar ganó el segundo. En fin, hasta en eso es singular esto, ya que no siempre el primero es el que efectivamente gana.”
“Es cierto que somos más ‘enfermos’ los que corremos regatas, obsesionados con el trimado de velas (la posición frente al viento), el rendimiento, el equilibrio, el exceso de peso. En crucero ponés las velas y te relajás. Si vas a competir con un barco grande, el tema además es conseguir tripulación, porque siempre falta gente para correr. Si bien en los clubes existe lo que se llama ‘bolsa de tripulantes’, para aquellos que, con conocimientos, quieren ser parte de la experiencia, no es fácil lograr una buena tripulación. No es lo mismo que juntar amigos para un picado. En el barco necesitás cubrir puestos clave. El de la proa, que va a izar las velas; el que se ocupa de cazar la mayor; el que lleva las velas de genoa; el táctico, que mira por dónde entra el viento. Para mí es una forma de vida. Como la gente que juega al golf y que cuando se encuentra se vincula a través de sus códigos. La navegación es un arte, porque el viento lo tenemos todos, el tema es cómo aprovecharlo, ir contra él, en ceñida, agarrar un borde o planear, que es como barrenar la ola para desarrollar una velocidad superior.”
¿Y cuando hay mal tiempo? “Aunque no crean en Dios, todos se ponen a rezar –asegura Sergio–, porque hay momentos límite sobre un barco. Este no es un deporte en el que puedas decir ‘no juego más’, te vas a la ducha y listo. Si te cansás en medio del río tenés seis horas para volver al puerto. Y el motor, cuando hay tormenta, no te sirve para nada. Sólo tu destreza, tu habilidad y tu conocimiento. Llegar a puerto puede ser un sacrificio enorme, pero es tan grande el placer que querés volver a navegar.”
Según Sergio, hay más barcos que navegantes. “Muchos se compran un barco grande, pero también genera gastos grandes. Cambiar una vela puede salir una fortuna. Usando el barco para crucero las velas te duran entre 5 y 7 años, y en regata un máximo de 2, porque se deforman, pierden aerodinamia.” Pero la navegación no es necesariamente algo exclusivo. “Con un barco de 5 mil dólares navegás igual; se pueden pasar vacaciones muy baratas en el barco y además es una terapia fantástica. Es como hacer camping pero en barco. Cuando invito amigos a navegar siempre les digo que recién cuando apago el motor –que se usa para salir del puerto– empieza realmente la navegación. Desplazarse sin ruido, sentir cómo se toma velocidad con el viento es una sensación muy especial. Eso es lo mejor de ir de crucero: pasear, ir al Delta, pasar la noche en el barco, ir a Colonia y siempre desear alejarse un poco más.”
Una vez hechos al río, los límites son imprecisos.
¿Hasta dónde se puede llegar con un velero? Según Talmon, más allá de Mar del Plata es difícil: “Después del paralelo 40 se pone heavy. Ir a Río de Janeiro es seductor, aunque se tarde más de un mes entre ida y vuelta”.
“Yo tengo amigos que en un barco de 30 pies se han ido hasta Nueva York –dice Sergio–, pero esa no es la cuestión. Y tampoco se trata de que apenas te compres un velero te vayas a Punta del Este, o Brasil, pero te da la libertad de soñar que podés dar la vuelta al mundo.”
Aguas argentinas
Obviamente el Río de la Plata es la estrella para la navegación a vela. A pesar de sus dificultades, su amplitud lo convierte en el preferido para el paseo o el deporte. Pero las buenas condiciones para la vela no se limitan a esta inmensidad color té. La Mesopotamia propone un par de alternativas para los que buscan nuevos paisajes. “Se puede navegar a vela en el río Uruguay (hasta Concepción del Uruguay) y en el río Paraná en casi toda su extensión, hasta Posadas –cuenta Guillermo Talmon–. Sólo hay que tener en cuenta las limitaciones del caso, o sea: tráfico mercante, bancos de arena, piedras y por sobre todo, la altura del agua. Esto tiene que ver con la cantidad de lluvia aportada a los ríos que hacen variar el nivel. Ahora el Paraná y el Uruguay están muy bajos, y hace tiempo que la situación se mantiene así. Por eso es conveniente consultar siempre antes la página del Servicio de Hidrografia Naval para ver cómo están”. El Delta también tiene lo suyo: “El tema es el calado, el tráfico y también la abundante vegetación que frena el viento, por eso las secciones primera, segunda y tercera no son aptas para veleros, salvo raras excepciones, como el Paraná de las Palmas o el Paraná Guazú. El Delta es ante todo un lugar para la navegación a motor”.
Cosas de mujeres
Uno no se la imagina con su voz inconfundible gritando “¡a babor!, ¡a estribor!”; sin embargo, la locutora Betty Elizalde hace cuarenta años que navega. “Primero empezamos acompañando a unos grandes amigos que tenían un velero, el Red Rok. Gracias a ellos, que eran muy buenos navegantes, nos animamos a tener el velero propio. Cuando compramos nuestro primer barquito, hace 23 años, Jorge (mi marido) contrató un instructor. Era todo bien artesanal y sobre la marcha. No había GPS, así que aprendí a calcular la ubicación usando cartas de navegación. Hago las maniobras de proa, pongo la genoa y la spinnaker, que siempre me resultó bastante jodida; sé cazar o filar las escotas, que son las sogas que sostienen las velas; ¡y como si todo esto fuera poco, también cocino! Y muchas veces lo hice atada para soportar el bamboleo. Me descubrí bastante hábil y forzuda. Además, cuando al resto de la familia se le dio por las regatas, por más que saliéramos de paseo siempre estaba a prueba. ¡Si me habré comido pamperos y sudestadas! Hace diez años, íbamos para Colonia y nos agarró una sudestada impresionante, tan fuerte que a diez minutos de llegar nos tuvimos que volver. Estuvimos diez horas soportando olas que te pasaban por encima. Después de ésa me ‘desembarqué’ por un tiempo, pero volví. Eso sí, ya no le peleo más al río. El velero en regata es embromado. A mis hijos, Carla y Patricio, les encanta, pero hay que bancárselo. Eso de ir colgada para el contrapeso ya no es para mí. En el Katy 2, nuestro velero, veraneamos todos los años, lo disfruto relajadamente, dejando que el viento haga lo suyo.”
Por cuatro océanos
“Lo primero que pensé cuando me hablaron de la carrera Volvo Ocean fue: ‘Estos tipos tienen que estar locos para hacer una cosa así’. Pero después empecé a intrigarme y pronto estuve embarcado en el proyecto”, confiesa Ken Read, capitán de la embarcación con la que Puma competirá en la próxima Volvo Ocean Race, que arranca en octubre. Su primera reacción no es para menos: la competencia, que se extiende durante nueve meses, recorrerá los cinco continentes y atravesará cuatro océanos en las más cambiantes condiciones climáticas y sometiéndose a riesgos que pondrán en peligro sus vidas.
Red, sin embargo, intentará esquivar el azar. Exigirá a toda la tripulación el uso constante de arnés y salvavidas en todo momento, pero por sobre todas las cosas, “que logren mantener la calma. Es mucho más importante la preparación emocional que la física, controlar los nervios en un momento de riesgo, o incluso en las condiciones más adversas”, aconseja.
Si bien él dio sus primeros pasos en los ríos de los Estados Unidos, su país natal, está convencido de que “la perseverancia es la clave de la navegación en cualquier latitud del mundo”.
Red, quien ya participó de casi todas las carreras de navegación disponibles, define a la Ocean Race como el equivalente de la Copa del Mundo para los jugadores de fútbol, y eso es motivo suficiente para no perdérsela. “Serán nueve meses de estar lejos de mi familia, lo cual es muy duro, pero es una experiencia única, que sé que nunca olvidaré”, justifica.
La expectativa era la de lograr un barco robusto, “que fuera capaz de sobrellevar duras condiciones y a la vez, que sea liviano, para aprovechar los vientos francos”. La brújula ya marca el norte.
Para los que tengan ganas de hojear, les paso el vinculo de la nota del Diario Perfil publicada el sabado 16 de agosto de 2008.
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0286/articulo.php?art=9119&ed=0286
Velas al viento
No corta el mar sino vuela
Aunque en medio del río no existen las renuncias, leer el cielo y desafiar los vientos es un lenguaje que recluta cada día más navegantes. Duelo a cielo abierto en donde el deportista que llega primero no siempre es el ganador.
Por Jorge Vaccaro
En un ritual que se remonta al principio de los tiempos, el barco es uno de los medios que más pasiones despierta a la hora de medir las fuerzas del hombre con las de la naturaleza. Hoy como ayer, hombres más o menos adiestrados en domar vientos despliegan velas para alejarse de la vida frenética de la ciudad y acompañar los latidos del oleaje, casi fuera del tiempo. ¿Pero cuándo y cómo se empieza a amar la navegación? Puede ser hereditario. A veces, los padres navegantes animan a sus hijos para continuar ese estilo de vida. “La categoría Optimist recibe chicos desde los 8 años hasta los 15, aunque a los 13 muchos ya deciden pasar a un barco más grande”, cuenta Fernando Fabersane, instructor del Club Náutico Las Barrancas de San Isidro.
Otros casos evolucionan a partir del simple pero significativo contacto con el agua. “Yo empecé hace veinte años –cuenta Sergio Armesto, abogado–; en ese momento hacía windsurf y no tenía la menor idea de la navegación a vela, ni antecedentes en la familia. Lo que más me atraía era la idea de tomar sol en la cubierta. Me acuerdo que llamé muy entusiasmado a un amigo de mi madre que tenía velero y le dije que quería comprar uno. Me dijo que antes que nada, lo mejor era hacer un curso de timonel. ¡Mirá con lo que me sale este tipo!, dije yo. Y tenía razón: fue el mejor consejo. Ahí empecé a amar la navegación.” Lo mismo opina Raúl Schberdzman, que llegó al velerismo a través del remo, cuando tenía 16 años. Hoy, a los 64, no cambia la navegación a vela por nada y junto con su mujer, que también es timonel, han contagiado ese amor a sus hijos. “No se puede comparar con una lancha o un yate. En el velero hay silencio, tranquilidad y arte. Es maravilloso aprender a leer el clima, los vientos, y poder obrar en consecuencia. Saber que para ir hacia Brasil, por ejemplo, se puede aprovechar la cola de un Pampero –una de las tormentas más comunes en el Río de la Plata, con nubes negras en forma de cigarro– o aprender a capear temporales a palo seco (sin vela) o con un pequeño velamen, un tormentín, de tela muy resistente. No importa si se tardan 36 o 48 horas en llegar a Punta del Este, lo que importa es el placer del recorrido. Y el desafío también, porque además de los cambios de viento nuestro río es muy particular. Cómo será que los que estamos en San Isidro y San Fernando muchas veces tenemos que esperar a que crezca para poder entrar con el velero al club”, ejemplifica Schberdzman. Sobre la mesa de su escritorio, Sergio exhibe una carta de navegación donde queda clara la complejidad del río que refiere Raúl. “¿Ves todos esos puntitos marcados con números 2, 3 y 4? Bueno, esos son los metros de profundidad. Recién a partir de Punta del Este aumentan los valores. El Río de la Plata es muy abierto, poco profundo y con muchos frentes. Y todos los días está distinto. Por eso el cruce a Colonia no es una línea recta, y ahí está lo divertido también.”
El costo de un velero va desde los 4 mil dólares en adelante y varía de acuerdo a la dimensión, la utilización o las comodidades. A eso hay que sumarle el costo del amarre (en marina o en tierra), que oscila entre los $ 200 y $ 400 por mes, con cuota del club incluida. “Hoy por hoy los barcos antiguos valen menos”, afirma Sergio, que desde que se dedicó fuerte a la competencia con su velero de 27 pies –un barco de 8 metros bautizado Chino, como su seudónimo– sabe que su otro velero de 42 pies, por más comodidades que ostente, se ha devaluado en el mercado. “El chico es un barco de 32 mil dólares, una fortuna en comparación con el grande”, dice.
Sin embargo no todos los que se acercan al mundo de la navegación a vela se compran un barco. “El 10% de los que toman los cursos terminan comprándose un velero, el resto lo hace por placer, como una alternativa más al tiempo libre”, cuenta Guillermo Talmon, profesor del Club Náutico Olivos y fanático de la vela. “Somos como una secta de mujeres y hombres que disfrutamos de navegar con el viento aunque llueva, haga frío o se vuelen las vacas como en Twister”, afirma. Según sus datos, “el 80% del parque náutico (en Argentina y el mundo) posee propulsión a motor y sólo el 20% restante a vela. Te preguntarás entonces el porqué de los cursos a vela. La respuesta es simple: la única forma de aprender y tomar verdadera conciencia de la navegación es a través de la vela. Es básico: si podés entender por qué un velero flota y se propulsa con el viento, podés navegar y hacer lo que sea con cualquier barco, sea a vela o a motor”. Los cursos de timonel duran entre 4 y 5 meses, tienen un costo promedio de $ 250 por mes y generalmente se componen de dos clases por semana: una teórica (de lunes a viernes) y una práctica (sábados o domingos en diferentes horarios).
No todos los que adquieren un velero para recreación ascienden al nivel competitivo de las regatas, pero los que las prueban adoran esa adrenalina. “En enero ganamos la regata del Circuito Atlántico Sur, en Punta del Este”, cuenta Sergio, contento de que cada vez más seguido las competencias sean entre barcos iguales. “Porque el problema en Argentina es que todos quieren mostrar quién lo tiene más grande. Y cuando los barcos que compiten no son todos iguales hay una fórmula internacional para equipararlos, entonces el más grande y más rápido tiene que ‘pagar’ tanto tiempo al barco más chico. Entre barcos de diferente tamaño a veces sucede que terminás habiéndole sacado 15 minutos al que te sigue, pero tenés que esperar a que llegue y se hagan los números para ver si realmente ganaste, o por el tiempo que debés pagar ganó el segundo. En fin, hasta en eso es singular esto, ya que no siempre el primero es el que efectivamente gana.”
“Es cierto que somos más ‘enfermos’ los que corremos regatas, obsesionados con el trimado de velas (la posición frente al viento), el rendimiento, el equilibrio, el exceso de peso. En crucero ponés las velas y te relajás. Si vas a competir con un barco grande, el tema además es conseguir tripulación, porque siempre falta gente para correr. Si bien en los clubes existe lo que se llama ‘bolsa de tripulantes’, para aquellos que, con conocimientos, quieren ser parte de la experiencia, no es fácil lograr una buena tripulación. No es lo mismo que juntar amigos para un picado. En el barco necesitás cubrir puestos clave. El de la proa, que va a izar las velas; el que se ocupa de cazar la mayor; el que lleva las velas de genoa; el táctico, que mira por dónde entra el viento. Para mí es una forma de vida. Como la gente que juega al golf y que cuando se encuentra se vincula a través de sus códigos. La navegación es un arte, porque el viento lo tenemos todos, el tema es cómo aprovecharlo, ir contra él, en ceñida, agarrar un borde o planear, que es como barrenar la ola para desarrollar una velocidad superior.”
¿Y cuando hay mal tiempo? “Aunque no crean en Dios, todos se ponen a rezar –asegura Sergio–, porque hay momentos límite sobre un barco. Este no es un deporte en el que puedas decir ‘no juego más’, te vas a la ducha y listo. Si te cansás en medio del río tenés seis horas para volver al puerto. Y el motor, cuando hay tormenta, no te sirve para nada. Sólo tu destreza, tu habilidad y tu conocimiento. Llegar a puerto puede ser un sacrificio enorme, pero es tan grande el placer que querés volver a navegar.”
Según Sergio, hay más barcos que navegantes. “Muchos se compran un barco grande, pero también genera gastos grandes. Cambiar una vela puede salir una fortuna. Usando el barco para crucero las velas te duran entre 5 y 7 años, y en regata un máximo de 2, porque se deforman, pierden aerodinamia.” Pero la navegación no es necesariamente algo exclusivo. “Con un barco de 5 mil dólares navegás igual; se pueden pasar vacaciones muy baratas en el barco y además es una terapia fantástica. Es como hacer camping pero en barco. Cuando invito amigos a navegar siempre les digo que recién cuando apago el motor –que se usa para salir del puerto– empieza realmente la navegación. Desplazarse sin ruido, sentir cómo se toma velocidad con el viento es una sensación muy especial. Eso es lo mejor de ir de crucero: pasear, ir al Delta, pasar la noche en el barco, ir a Colonia y siempre desear alejarse un poco más.”
Una vez hechos al río, los límites son imprecisos.
¿Hasta dónde se puede llegar con un velero? Según Talmon, más allá de Mar del Plata es difícil: “Después del paralelo 40 se pone heavy. Ir a Río de Janeiro es seductor, aunque se tarde más de un mes entre ida y vuelta”.
“Yo tengo amigos que en un barco de 30 pies se han ido hasta Nueva York –dice Sergio–, pero esa no es la cuestión. Y tampoco se trata de que apenas te compres un velero te vayas a Punta del Este, o Brasil, pero te da la libertad de soñar que podés dar la vuelta al mundo.”
Aguas argentinas
Obviamente el Río de la Plata es la estrella para la navegación a vela. A pesar de sus dificultades, su amplitud lo convierte en el preferido para el paseo o el deporte. Pero las buenas condiciones para la vela no se limitan a esta inmensidad color té. La Mesopotamia propone un par de alternativas para los que buscan nuevos paisajes. “Se puede navegar a vela en el río Uruguay (hasta Concepción del Uruguay) y en el río Paraná en casi toda su extensión, hasta Posadas –cuenta Guillermo Talmon–. Sólo hay que tener en cuenta las limitaciones del caso, o sea: tráfico mercante, bancos de arena, piedras y por sobre todo, la altura del agua. Esto tiene que ver con la cantidad de lluvia aportada a los ríos que hacen variar el nivel. Ahora el Paraná y el Uruguay están muy bajos, y hace tiempo que la situación se mantiene así. Por eso es conveniente consultar siempre antes la página del Servicio de Hidrografia Naval para ver cómo están”. El Delta también tiene lo suyo: “El tema es el calado, el tráfico y también la abundante vegetación que frena el viento, por eso las secciones primera, segunda y tercera no son aptas para veleros, salvo raras excepciones, como el Paraná de las Palmas o el Paraná Guazú. El Delta es ante todo un lugar para la navegación a motor”.
Cosas de mujeres
Uno no se la imagina con su voz inconfundible gritando “¡a babor!, ¡a estribor!”; sin embargo, la locutora Betty Elizalde hace cuarenta años que navega. “Primero empezamos acompañando a unos grandes amigos que tenían un velero, el Red Rok. Gracias a ellos, que eran muy buenos navegantes, nos animamos a tener el velero propio. Cuando compramos nuestro primer barquito, hace 23 años, Jorge (mi marido) contrató un instructor. Era todo bien artesanal y sobre la marcha. No había GPS, así que aprendí a calcular la ubicación usando cartas de navegación. Hago las maniobras de proa, pongo la genoa y la spinnaker, que siempre me resultó bastante jodida; sé cazar o filar las escotas, que son las sogas que sostienen las velas; ¡y como si todo esto fuera poco, también cocino! Y muchas veces lo hice atada para soportar el bamboleo. Me descubrí bastante hábil y forzuda. Además, cuando al resto de la familia se le dio por las regatas, por más que saliéramos de paseo siempre estaba a prueba. ¡Si me habré comido pamperos y sudestadas! Hace diez años, íbamos para Colonia y nos agarró una sudestada impresionante, tan fuerte que a diez minutos de llegar nos tuvimos que volver. Estuvimos diez horas soportando olas que te pasaban por encima. Después de ésa me ‘desembarqué’ por un tiempo, pero volví. Eso sí, ya no le peleo más al río. El velero en regata es embromado. A mis hijos, Carla y Patricio, les encanta, pero hay que bancárselo. Eso de ir colgada para el contrapeso ya no es para mí. En el Katy 2, nuestro velero, veraneamos todos los años, lo disfruto relajadamente, dejando que el viento haga lo suyo.”
Por cuatro océanos
“Lo primero que pensé cuando me hablaron de la carrera Volvo Ocean fue: ‘Estos tipos tienen que estar locos para hacer una cosa así’. Pero después empecé a intrigarme y pronto estuve embarcado en el proyecto”, confiesa Ken Read, capitán de la embarcación con la que Puma competirá en la próxima Volvo Ocean Race, que arranca en octubre. Su primera reacción no es para menos: la competencia, que se extiende durante nueve meses, recorrerá los cinco continentes y atravesará cuatro océanos en las más cambiantes condiciones climáticas y sometiéndose a riesgos que pondrán en peligro sus vidas.
Red, sin embargo, intentará esquivar el azar. Exigirá a toda la tripulación el uso constante de arnés y salvavidas en todo momento, pero por sobre todas las cosas, “que logren mantener la calma. Es mucho más importante la preparación emocional que la física, controlar los nervios en un momento de riesgo, o incluso en las condiciones más adversas”, aconseja.
Si bien él dio sus primeros pasos en los ríos de los Estados Unidos, su país natal, está convencido de que “la perseverancia es la clave de la navegación en cualquier latitud del mundo”.
Red, quien ya participó de casi todas las carreras de navegación disponibles, define a la Ocean Race como el equivalente de la Copa del Mundo para los jugadores de fútbol, y eso es motivo suficiente para no perdérsela. “Serán nueve meses de estar lejos de mi familia, lo cual es muy duro, pero es una experiencia única, que sé que nunca olvidaré”, justifica.
La expectativa era la de lograr un barco robusto, “que fuera capaz de sobrellevar duras condiciones y a la vez, que sea liviano, para aprovechar los vientos francos”. La brújula ya marca el norte.
25/7/08
NEVOS TIMONELES Y PATRONES EN EL C.N.O.
El jueves 24 de julio de 2008 han recibido, durante la sencilla y emotiva ceremonia, los diplomas que acreditan sus nuevas habilitaciones deportivas los nuevos Timoneles y Patrones formados en la Escuela Nautica del Club Náutico Olivos.
Damos entonces, la bienvenida a todos los egresados del primer cuatrimestre de 2008 a esta gran familia de la Náutica Deportiva y los FELICITAMOS por la obtención de las mismas!
21/3/08
Cronicas del Crucero a Punta del Este y La Paloma
OLIVOS – PUNTA
Como es de público conocimiento, o casi, el sábado 8 de marzo zarpamos hacia Punta del Este. Cortamos las amarras, si digo bien, las cortamos de las ganas que teníamos de zarpar a las 8 en punto, después de haber hecho el despacho en PNA. Soplaba de NW suave y con el Río bajando, motivo más que urgente para salir, no fuera cosa que nos quedáramos de monolito!
Como es de público conocimiento, o casi, el sábado 8 de marzo zarpamos hacia Punta del Este. Cortamos las amarras, si digo bien, las cortamos de las ganas que teníamos de zarpar a las 8 en punto, después de haber hecho el despacho en PNA. Soplaba de NW suave y con el Río bajando, motivo más que urgente para salir, no fuera cosa que nos quedáramos de monolito!
Hicimos proa al KM 14 del Mitre y a las 10:15 lo cruzamos. De allí al Pilote Norden al que tuvimos a nuestro través a las 13:00. 13:20 fue la hora en que nos reportamos co Control Colonia, ingresando a su sistema y dando una posición 11 millas al sur del Puerto comercial.
Hasta aquí vimos como el viento soplaba de los mas diversos cuadrantes, Buenos Aires se iba cubriendo de una densa capa de nubes, mientras tanto, nosotros seguíamos cocinándonos a fuego lento bajo el sol que pegaba en forma! Hasta aquí, seguíamos navegando a vela y motor, mix que rindió sus frutos en millas pero que molesto bastante a los oídos.
A las 17:30 nos reportamos 18 millas al sur de Sauce sin novedad. A esta altura ya le habíamos entrado a las empanadas (3 docenas) que había traído mi querido amigo Marrón (no le gusta que le digan negro) Julio, elaboradas por su vieja.
A las 18:00 nos percatamos (a mas de 2 se les helo la sangre) de que la presión había caído de lo lindo (8 hPa) desde las 11. Atentos a la caída de presión, pudimos ver como llegaban las rachas del NW, hasta que se afirmo en 18 hermosos nuditos que se tradujeron en 7 nudos de velocidad real, y obviamente la parada de Mister Volvo.
A las 20:00 la presión había saltado a 1007 hPa.
A las 2:15 nos reportamos a 4 millas al sur de La Panela con Control Santiago Vásquez, esta vez fueron expeditivos y no tuvimos que esperar a que nos den bola.
A las 3:50 franqueamos el canal de acceso a Montevideo por el Km. 6,5 con el respectivo reporte a control Montevideo.
A las 4:30 nos reportamos nuevamente media milla al sur de la Cardinal sur del emisario subacuatico (Punta Brava) con control Buceo. De allí hicimos proa a la cardinal norte del Bajo del Monarca, al norte de La isla Gorriti.
A las 20:00 la presión había saltado a 1007 hPa.
A las 2:15 nos reportamos a 4 millas al sur de La Panela con Control Santiago Vásquez, esta vez fueron expeditivos y no tuvimos que esperar a que nos den bola.
A las 3:50 franqueamos el canal de acceso a Montevideo por el Km. 6,5 con el respectivo reporte a control Montevideo.
A las 4:30 nos reportamos nuevamente media milla al sur de la Cardinal sur del emisario subacuatico (Punta Brava) con control Buceo. De allí hicimos proa a la cardinal norte del Bajo del Monarca, al norte de La isla Gorriti.
El resto de la madrugada transcurrió muy tranquila, pudimos descansar todos, a algunos los tuvimos que despegar con la espátula de la cucheta, y con el viento en franca disminución, motivo por el cual debimos recurrir al viento de sentina nuevamente.
A las 11:15 nos reportamos a 4 millas al sur de Piria con Control Piriápolis, haciendo motor y tomando baños de sombra debajo de la mayor.
A las 14:10 nos reportamos amarrados en Punta del este con dicho control, después de una excelente navegación, casi de libro.
Lo bueno de este crucero fue haber pasado Montevideo sin sobresaltos con los pescadores artesanales, no nos toco lluvia aunque en Baires se llovió todo (después nos enteramos), la noche fue muy agradable ya que los que estábamos en cubierta lo hicimos en remera y pantalones cortos, nada de frío.
Lo mejor, lejos, haber estado amarrados en 30 horitas en Punta!
Las comidas merecen capitulo a parte y los brindis (dije los, no el) al arribo a Punta dan para varios capítulos.
Mi reconocimiento y agradecimiento para Silvia, Julio (el Marrón), José (Marinero Joe) y Marcelo (alias Tibu, de tiburón), por la gran predisposición y la forma en que colaboraron en todo momento.
PUNTA – LA PALOMA – PUNTA.
Lamentablemente no puedo comentarles nada de nuestra estada en Punta, ya que hemos jurado “todos” ante la presencia de sendas y generosas Zillertal que no contaríamos ni un ápice de lo acontecido y/o hecho en aquel paraje.
Hicimos el intento de despachar hacia La Paloma el lunes, pero nos fue vedada la zarpada por estar el puerto condicionado. Obviamente que no discutimos la negativa del prefecturio de turno y nos vimos obligados a destapar otra cerveza bien helada y esperar a que el Sur que estaba soplando en ese momento (27 nuditos) aflojara un poco y nos dejaran zarpar!
El martes 11 a las 12:00 (Hou) hicimos el intento nuevamente y nos despacharon sin problemas. A las 12:15 estábamos dando nuestra zarpada en forma radial a Control Punta del Este, con destino a La Paloma y declarando una ETA para las 23:00.
De la partida fueron Julio, José y el Tibu (que se comió hasta los bidones vacíos de gas-oil).
La salida de Punta la efectuamos por Boca Chica, dejando la roja y la cardinal sur del Bajo del Este por babor, de allí a un WP a 4 millas del Faro José Ignacio. La salida y hasta que dejamos la isla de Lobos por la aleta la efectuamos a vela y motor, haciendo frío en la heladera, cargando baterías y apoyando la propulsión. De allí en más fue todo a vela hasta casi estar por el través del Faro Santa María. Al reportarnos al través de José Ignacio (15:30) tuvimos que modificar nuestra ETA a las 21 horas, veníamos como “como cabaret en quiebra”, haciendo entre 7 y 7, 5 nuditos (una maravilla). Al caer el sol, salieron a relucir nuestros trajes de agua acompañados de algún abrigo poco náutico debajo.
Al contactarnos con Control La Paloma nos anoticiaros que no había posibilidad de amarrar en el viejo muelle de madera ya que lo estaban desmantelando y construyendo un nuevo muelle. La opción era al borneo. En ese instante se comunica el ARGOVIA que bajaba de Brasil y estaba en demanda de La Paloma ya que venían bastante golpeados por el sur que había soplado. El operador, después de mantener múltiples comunicaciones con ambos para combinar la entrada de ambas naves, nos ofrece una amarra dentro de la base naval, cosa que aceptamos sin dudar! Le dimos paso al ARGOVIA y después de haber traspuesto la baliza María Magdalena (Verde de la escollera) nos autorizaron el ingreso. Amarramos (20:30 horas), después de esperar casi 1 hora afuera, a escasos metros de la 449 y del Barreminas ROU 33. No solo nos permitieron amarrar allí, sino que además nos han asistido en la maniobra de amarre, un verdadero lujo.
Capitulo aparte merece la cordialidad, la predisposición y el afecto con el que nos han tratado en la Base. Nuestro agradecimiento personal al Sr. Jefe por esto.
Después del respectivo brindis con sendos burbujeantes (solo fueron 2 champúes) ya que mis tripulantes hacían su debut en navegación costera marítima, el Capitán, o sea yo, se puso a elaborar pizza casera a bordo mientras Julito practicaba sendos cortes en los salames y los quesos para la picada previa. Solo fueron 2 pizzas, de las que no quedaron ni las migas! A Tibu lo tuvimos que maniatar para que no se lastre las bandejas de la pizza. La velada culmino entrada la noche (3 de la mañana) bajo el efecto de los etílicos consumidos y prontos a ser destilados.
A las 07:00 del miércoles, fuimos despertados por las sirenas y pitos que anunciaban la formación previa a la revista de la tripulación del ROU 33 que se preparaba para un día de maniobras en el mar. Después de la revista efectuada por el Jefe de la base, no nos quedo otra que seguir destilando, pero esta vez con mate y facturas de por medio.
Nuestro día continuo con la consabida caminata hasta el casco urbano (2 kilómetros) almuerzo, caminata y siesta bajo la sombra del Faro Santa María mientras esperábamos el horario de apertura (4 de la tarde).
El resto no merece comentario salvo el intento de violación de Tibu a la estatua de la voluptuosa sirena cercana al monumento a los pescadores! Un degenerado!
LA PALOMA – PUNTA DEL ESTE
Zarpamos el jueves 13 a las 14:15 horas. La salida estaba movidita y salpicada, producto del SE que soplaba. Hasta dejar por la aleta de Eb el Faro y poner rumbo a Punta, mojo y se sancocho de lo lindo, después seguimos solo a vela.
Toda la corriente que nos empujo a la ida y que hiciera que nuestro viaje sea rápido y placentero, ahora se nos daba en contra, haciendo que nuestro querido Electra navegara a 4,5/ 5 nuditos en lugar de los 7/7,5 de la ida.
A las 16:45 nos reportamos con Control Marítimo La Paloma en longitud 54* 15’ w. Con Control Punta del Este al través del Faro José Ignacio a las 21:00 y al través de la Isla de Lobos. Dimos el amarre a las 00:40 horas del viernes 14 (el numero favorito de Tibu).
El Capitán cocino sus famosos fideos tirabuzón a la “Gran Talmon” y a la cucha a dormir. Nos esperaba un viernes de trabajo (cambio de burlete en el tambucho de proa, cambiar el Foque por el Genoa 1, cambio de aceite y filtros, hacer víveres frescos, las compras de regalos para que nos dejen entrar en casa, hacer el rol y pagar la amarra.)
El viernes fue tal cual lo programamos, con algunas corridas de último momento por los documentos de los 2 tripulantes que se nos agregaban.
PUNTA – OLIVOS.
Pierna que siempre paga, o por lo menos la mayoría de la veces, en esta ocasión zarpamos el sábado a las 8:00 casi sin viento, una leve brisita del E. De la partida, además del Marrón, José y Tibu, fueron Patricio y Julián, que fueron despedidos por sus respectivas parejas quienes agitaron sendos pañuelos desde el muelle ante la partida de nuestra nave (en realidad, todavia no sabemos si se estaban despidiendo o nos pedian que no los devolvamos!). La navegada comenzó con varias, reiteradas y sucesivas rondas de mate y de la misma forma que el Electra se iba comiendo las millas que le faltaban para arribar a Olivos, Tibu depredaba cuanta factura o galletita andaba dando vueltas por cubierta y debajo de ella también.
A las 15:00, habiendo dejado atrás Piriápolis y una espectacular picada, comenzó a refrescar del Este, llegando a soplar hasta los 18 nuditos de real. La tarde nos sorprendió dándole maza a una torta de coco y dulce de leche, sabrosísima!
A las 19:00, ya navegando con mayor y motor, dábamos parte de nuestra presencia a Control Buceo. A las 21:00 hacíamos lo propio con Santiago Vázquez, mientras mis tripulantes se quejaban de hambre, motivo por el cual debí sacrificar las tartas de Jamón y queso, acelga y huevo, y la de zapallitos también.
Mientras fagocitaban todo, la operadora de Santiago Vásquez me advertía sobre un pesquero hundido recientemente en posición LAT 34*46’ (s) LONG 056* 45’ (w), unas 8 millas al NW de nuestra posición.
La noche se puso linda y movidita, ya que el viento roto al NE y después al N con unos 25 nuditos, reflejándose la luna en las olas. A las 7:30 nos reportamos a Sauce s/n y a las 10:00 a Colonia, despidiéndonos del sistema y dando las gracias por medio radial.
A las 15:30 del domingo, tomamos amarras en el YCCN de Olivos, con 470 millas más debajo del quiyote. Satisfechos de haberlo podido hacer, de no haber tenido averías y con muchas, pero muchas ganas de repetirlo.
El festejo en esta ocasión fue con abundante ser lima/limón y agua mineral (hacia un calor de la ostia) mientras me dirigía a Olivos a formalizar la entrada en los roles y entregarle los documentos a mis tripulantes.
LO BUENO.
El excelente trato que recibimos tanto en Punta como en La Paloma. Comprobamos nuevamente, que si los comportamientos son los que se deben, no hay problemas en ningun lado. La visita al Faro Cabo Santa María. Nos pareció admirable el mantenimiento del mismo.
La camaradería, paciencia, colaboración y compañerismo vividos a bordo durante estos 8 días. No es fácil, tampoco imposible, compartir 4 personas un espacio tan reducido sin que haya roses, por eso mi reconocimiento a mis tripulantes por aguantarme y recordarme nuevamente que podemos!
Me encanto poder brindarles su bautizo de mar! Se dieron cuenta que el Atlántico no es joda, y eso me gusta!
LO MALO
Tibu me dejo sin stock de comestibles para el próximo crucero.
Un abrazo a todos y espero hayan disfrutado del relato!
7/12/07
MAS TIMONELES EN EL CNO
Con mucho agrado, le damos la bienvenida a los nuevos Timoneles egresados en el segundo cuatrimestre de 2007 a la gran familia de la Náutica Deportiva.
La ceremonia, simple y emotiva a la vez, tuvo lugar en el Salón Fundadores de Club Náutico Olivos, el día jueves 6 de diciembre del corriente a las 21 horas. Contó con la asistencia de los Profesores a cargo del Curso, Autoridades del Club, familiares y allegados de los egresados.
FELICITACIONES! a disfrutar y hacer buen uso de sus flamantes habilitaciones!
La ceremonia, simple y emotiva a la vez, tuvo lugar en el Salón Fundadores de Club Náutico Olivos, el día jueves 6 de diciembre del corriente a las 21 horas. Contó con la asistencia de los Profesores a cargo del Curso, Autoridades del Club, familiares y allegados de los egresados.
FELICITACIONES! a disfrutar y hacer buen uso de sus flamantes habilitaciones!
15/7/07
Nuevos Timoneles en el CNO
Con mucho agrado, le damos la bienvenida a los nuevos Timoneles egresados en el primer cuatrimestre de 2007 a la gran familia de la Náutica Deportiva.
La ceremonia, simple y emotiva a la vez, tuvo lugar en el Salón Fundadores de Club Náutico Olivos, el día jueves 12 de Julio del corriente a las 21 horas. Contó con la asistencia de los Profesores a cargo del Curso, Autoridades del Club, familiares y allegados de los egresados.
FELICITACIONES! a disfrutar y hacer buen uso de sus flamantes habilitaciones!
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